El itinerario pasa por tierras de pastoreo, entre muros y bordas, que aparecen en recónditos parajes y hacen recordar la vida de antaño en el valle. El camino transcurre entre viejos y frondosos bosques de vegetación muy variada. El ” Guardader de Vernet” sorprende por la excelente panorámica sobre el Baish Aran y su “santet” cobijado en un tronco, así como el atractivo y refrescante río en el barranco de Bausen. El peculiar pueblo de Bausen por dónde parece que no transcurre el tiempo merece una visita y un descanso. A la vuelta se disfrutará del paseo por los magníficos prados de Era Lana de Les.
Desde la plaza del ayuntamiento de Les se va hacia la N-230, y se toma dirección Francia, hasta encontrar la pista asfaltada que sale a mano izquierda, antes del hostal. En el cruce, se sigue a la derecha el GR-211-2 dirección Bausen. Más adelante se bifurca y se continúa a la izquierda controlando las marcas de GR por un camino empedrado que sube en zig-zag entre muros, prados y bordas. Tras atravesar dos edificaciones y un abrevadero se continúa por la pista que asciende a la izquierda hasta otro cruce. Se sigue a la derecha dirección Bausen y en breve se llega al “Guardader de Vernet”.
Se continúa por un sendero más estrecho que bordea la montaña. Se vuelve a entrar en el bosque y se llega al barranco de Bausen. Se continúa hasta el cruce y por la pista forestal a la derecha hasta Bausen. Desde la calle San Pere tomar la calle Santa Eulària, que sale a mano derecha y después el camino que baja por la izquierda para salir del núcleo urbano. A la derecha queda la capilla de Santa Anna. Se baja por el camino viejo que cruza en dos ocasiones la carretera de acceso a Bausen. Al llegar a la N-230 se atraviesa y cogiendo la carretera local, una vez cruzado el Garona, se llega de vuelta a Les por el GR-211 que pasa por la Ermita de Sant Blai y los antiguos Banhs de Les.
En Les la plaza deth Haro. Las Termas dera Baronia.
En Les, continúa la tradición de la quema de ETH HARO, un tronco abierto con cuñas, que se coloca derecho en medio de la plaza del mismo nombre. Se planta por San Pere, se coloca una corona de flores y al año siguiente, se quema por la ” Nit de Sant Joan” en medio de una gran fiesta. Antiguamente los tejados se hacían de paja. Un espesor de hasta 80cm convertía la cubierta en un buen aislante todo el año. Además de transpirar, favoracía la buena conservación de la hierba en su interior. Podía durar 45 años. Los “penalèrs” o peldaños orientados normalmente a norte o a oeste, tenían las funciones de proteger el viento y la lluvia y de permitir el acceso al tejado para su mantenimiento y poder apagar el fuego. Los incendios fueron la causa principal del cambio de los materiales en los techos de las casas a finales del s.XIX pasando de ser de paja a pizarra.
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