Este itinerario sigue parte de la pista que sube a la antigua estación de esquí de la Tuca, y pasa por un sombrío bosque rico en fresnos, arces y robles, hasta Escunhau y Casarilh. Permite ver Vielha, ubicada en la confluencia de los ríos Nere y Garona, desde una área y bonita perspectiva. La vuelta por la solana es un sendero bien colocado sobre un relieve rocoso, entre prados de pasto y vegetación abierta, con majuelos, endrinos y rosales acompañados del arrullo del río.
Desde la Plaça dera Glèisa de Vielha se sube por la calle Sarriulèra. Fuera del pueblo, en el cruce de caminos, se toma el GR-211-1 a la izquierda, que asciende hasta las visibles antenas. Se sigue hasta el cruce y se coge a la derecha la pista forestal de la Tuca. De camino por la pista se encuentra la Costassa, un prado con mesas y una fuente que invita a parar y refrescarse. Se continúa por ésta hasta una encrucijada que indica “Estanhot d’Escunhau”. Se sigue el desvío de la izquierda del rótulo por las marcas de GR. Se llega al pueblo de Escunhau a la altura de la iglesia románica de Sant Pèir. Se sigue a la derecha por el GR. En el próximo cruce se continúa dirección Casarilh. Se entra el pueblo y se baja todo derecho cruzando la carretera C-28 hasta una bifurcación que se coge a la izquierda para enlazar con el GR-211. Un bonito puente nos permite cruzar el río Garona. El camino gana altura y por un espectacular flanqueo lleva de vuelta a Vielha, junto al nuevo polideportivo y Palai de Gèu. Se sigue el margen derecho del río Garona hasta un puente de madera. Se bordea el Hospital y por la calle Arnals se llega el punto de partida.
La Plaça dera Glèisa de Vielha fue el patio de armas del antiguo Castèth de Vielha, construido hacia el año 1345 como fortaleza común de los cónsules de Vielha, Gausac y Casau. Fue destruido durante la Guerra dels Segadors, en el año 1613. Antes de llegar a Escunhau, en el lugar conocido como Castièro que da nombre al “terçon”, había otro castillo, del que aún queda alguna ruina. La hiedra, que se encuentra en abundancia en estos y otros bosques del valle, trepa con sus raíces adherentes por los troncos de ejemplares viejos. Al ser de hoja perenne, se mantienen verdes todo el año arropando curiosamente todo tipo de caducifolios.
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