Ladrones

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En este punto hubo un fuerte anterior al que vemos, diseñado por el ingeniero Juan Martín Ceremeño en 1751, que entró en servicio en 1758 y fue abandonado por problemas en la construcción en 1777. A finales del s. XIX, cuando se proyectó la línea férrea internacional entre Oloron Ste. Marie y Canfranc, el Ministerio de la Guerra español exigió que el valle del Aragón, por el que debía discurrir, fuese fortificado con un campo atrincherado. Este era un sistema defensivo compuesto por varias fortalezas complementarias las unas de las otras. &n
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  • En este punto hubo un fuerte anterior al que vemos, diseñado por el ingeniero Juan Martín Ceremeño en 1751, que entró en servicio en 1758 y fue abandonado por problemas en la construcción en 1777.

    A finales del s. XIX, cuando se proyectó la línea férrea internacional entre Oloron Ste. Marie y Canfranc, el Ministerio de la Guerra español exigió que el valle del Aragón, por el que debía discurrir, fuese fortificado con un campo atrincherado. Este era un sistema defensivo compuesto por varias fortalezas complementarias las unas de las otras.

     

    El campo atrincherado de Jaca lo integraban varios fuertes situados en el valle del Aragón a lo largo del trazado de la vía férrea y carretera entre Zaragoza y la frontera francesa en Somport, construida en 1876: Rapitán, Coll de Ladrones y La Sagüeta, completados con la defensa intermedia de dos torres fusileras gemelas en Canfranc. El fuerte de Santa Elena cubría el valle de Tena.

    El nuevo fuerte de Coll de Ladrones se construyó entre 1888 y 1900 en el mismo lugar que ocupaba el proyectado por Ceremeño, que fue demolido, conservando únicamente el lienzo norte de la obra original. Para asentarlo, la montaña fue rebajada y en la roca se excavaron el foso, la entrada y cinco casamatas para alojar la artillería. En su interior se edificaron dos cuarteles; uno para alojar a los oficiales y el gobernador y otro para la tropa y los artilleros. Además de la batería principal, se construyó otra batería en cota más baja para batir la carretera, dotada con piezas más ligeras. Hasta ella se accede por una galería excavada en la roca.

     

    En su interior y en las inmediaciones, podemos apreciar varias obras de hormigón armado que construyeron en los años 40 del siglo XX como parte de la llamada “línea P”: nidos de ametralladora, asentamientos para cañón, refugios.

    Texto y fotografías Pablo Schnell Quiertant

     

    Jacetania



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